Inspiración...

Y es en ese momento, cuando entre zumbidos, trivialidades e instantes de indiferencia con uno mismo, descubro aquella palabra que recuerda el porque del Sol atravesando mi ventana. Simple charla, nado superficial, que en un instante se torna buceo, y solo en el fondo de aquel profundo mar observamos sus corales. Arrecifes de sentires que desbordan de curiosidad, un misterio con cuotas de dolor propias de los seres de extrema sensibilidad. Licantropía que se observa en sus palabras y muestra que en la jauría somos más de dos.

Es extasiante saborear aquel primer plato, descubrir sus simples ingredientes que conjugan una magia de sabor que da tranquilidad, muestra en ojos femeninos aquella mirada propia, que solo poseen quienes tienen su Ajna en constante desarrollo, y así descubren intenciones, palpan los sentimientos ajenos si realmente lo desean y encuentran en las olas del sur la reflexión que más tarde se torna versos y katharsis, para alivianar el peso de aquel papel secante que todo absorbe y si desea canaliza, se transforma en aquel germinador, en la semilla y en el más dulce brote que nos muestra cuan maravillosa es la naturaleza.

Una vez más me descubro atemporal, aunque como en escazas ocasiones, sonriendo de manera cómplice con la persona que se deleita jugando con el tiempo y su flexibilidad, presentandonos aquí mientras tenemos 7 años y aquella inocencia de trineo y regalos que se abren son la más pura esencia del ser humano incorruptible. Y regresamos, ahora en nuestro tiempo en común, el que todos comprenden y respetan a rajatabla, compartimos aquellas banalidades que también roban sonrisas y son tan necesarias como el más puro néctar de un capitulo cortaziano. Podemos ser maleables, lluvia sobre el cuerpo esculpido en el más puro marmol. Esta facultad nos permite adaptarnos, hervir de furia y refrescar a la princesa, ser bautismo y espejismo terminal para aquel sediento sin rumbo.

Musa hoy te muestras y aquello nadie lo sabe, es por eso que entre una brisa de inspiración logré robar una sonrisa, esa que nos muestra en conexión y que sin saberlo nos convierte en guías de un profundo cambio, personal, dual, universal, capaz de arrasar con todo lo que se propone y mirar con cuotas de lastima a toda fría pared que se pose por delante. Sin lugar a dudas, una mirada a los ojos mediante una serie de palabras genera algo de pudor, pero un texto despojado de disfraces puede mostrar la esencia. Aquella explosión de una centella, cuando se desprende del alma mater, nunca pasa desapercibida, más aun cuando frente a ella encuentra ojos que realmente miran y no solamente ven como tantos otros.

Innegable agradecimiento y retribución a la persona que mostró entre epítetos y un destellante macramé de palabras, el verdadero sabor del vino, que se muestra más hermoso aun que la brillante botella.

Chaman------->