Desequilibrio

Me encuentro vibrando, con la banda sonora que años atrás busco abrir aquellos mares grises y llenos de sal. Melodía que atraviesa como luz el prisma de mi pecho, bifurcándose, desintegrándose en colores que me conforman, pero a su vez, cada uno de ellos no son mi persona.

Y así, despierta esta Luna, cargada de preguntas, y cuestionamientos de gran conciencia social y tan poca importancia de vida. Inservibles cuando vivir es una flor entre la arena, o una risa espontanea entre mate y espuma de mar suave, que es caricia y nunca llanto, atardecer y jamas reloj. Esa risa, demuestra lo intensa que resulta cuando hay 2, y no solo una naranja que se asfixia, que marchita la flor, seca la espuma y apaga la luna, para ser silencio. Ensordecedor resulta y por instantes se rompe entre palabras sin voz y el incendio hablador que vive en el comedor.

Es cuando comienza un nuevo tema, otro canto azulado, blanco, ondulante como campo entre los vientos. Juega entre tardes de sol y el cuadro, la fotografía, que ayer no fue nada y hoy es deseo, tibieza y armonía, roble y viaje, cataratas y vegetales asados, en un escenario irreal, inexistente en este plano terrenal.

Es por eso, que puedo descubrir que nada vemos, y somos parches de dibujos atractivos, que amansan a la fiera y la detienen. La confinan a nunca salir de su jaula y olvidar aquel correr a campo traviesa, que falleció por aquel año donde deciden que debes socializarte, incorporar conocimiento y respetar las normas de “niño educado”.

Cuantos arboles acumulo y acumularé por mucho tiempo, mientras asesino tantas aves. Viendo por momentos, que no es hermoso aquel árbol sin sus aves. El mismo se seca, es leña y perece. Es notoria mi conciencia, de que el ave tampoco anida sin su árbol y prometo plantar arboles y ser ave por siempre, desafiante de los vientos y vigía de los pueblos que destellan armonía.